Ondina y yo pasamos un año entero de nuestra vida cantando esta canción a diario en el Teatro Rialto interpretando dos novias que tenían dificultades para amarse en libertad. Cada día cantar esto junto a ella, era más que un regalo, significaba reconstruir el alma cada día alimentándolo de amor, confundiendo incluso teatro con realidad, fundiéndonos ambas con la música…